El 69% del territorio gallego es superficie forestal. Hay, al menos, 600.000 propietarios y propietarias con pequeños terrenos que, de media, no llegan a 1/3 de hectárea. Además, el 90% de los propietarios que habitaban en el medio rural hace 30 años, ya no lo hacen.
Derivados de esta situación, existen varios problemas acuciantes para el monte gallego, como los incendios forestales, la degradación ambiental o la subexplotación de recursos.
Para intentar darle la vuelta a esta situación, a través de la Consejería de Medio Rural se crearon en 2008 las UXFOR (Unidades de Gestión Forestal, por sus siglas en gallego). La importancia de esta figura radicaba en que la gestión y planificación del monte se hacía de acuerdo con instrumentos de gestión forestal e planeamientos preventivos (en una escala superior a la parcela), con criterios que tuvieran en cuenta la sostenibilidad, la multifuncionalidad y los distintos aspectos que tradicionalmente se consideran en la ordenación de los montes: ambiental, social y productivo. Además, permitía ir más allá, con la obtención de la certificación forestal sostenible en una importante parte de la superficie forestal, que, de otra forma, no sería posible.
Cada una de estas unidades debía ocupar un mínimo de 15 hectáreas, y sus promotores debían ser al menos el 50% de los propietarios de esa superficie. La creación de estas unidades podía nacer de la iniciativa de los propios titulares de las tierras, o bien ser constituidas de oficio por un Decreto de la Administración, tras ser definidas en el Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales del distrito.
Las UXFOR funcionaban como entidades jurídicas o de gestión, con régimen estatutario, y estaban obligadas e regirse por un Plan de Gestión Específico de Ordenación o Instrumento de Gestión Forestal, en el que se contemplaban las infraestructuras básicas de prevención contra los incendios y las medidas a adoptar. A través de las UXFOR, los propietarios implicados se situaban en una posición prioritaria a la hora de percibir ayudas o dotaciones de infraestructuras, sobre todo aquellos que voluntariamente accedían a participar en esa forma de reorganizar el monte. Obtendría además otros beneficios como la no deslocalización de las parcelas, la posibilidad de representatividad en el Plan de Gestión de la Unidad, la valorización del terreno, la mejora de las infraestructuras en el conjunto del monte, el control sobre las amenazas de incendio y la posibilidad de percibir rentas periódicas tras la aplicación del Plan de Gestión. Esto último podía conseguirse a través de negociaciones entre los propietarios forestales que conforman las UXFOR e entidades financieras que quisieran invertir en las plantaciones o en otros aprovechamientos que se hicieran de esas unidades.
Por otra parte, las UXFOR contaban con un seguro de protección contra los incendios que garantizaba los beneficios económicos de las plantaciones aunque se vieran asoladas por los incendios. La Consejería de Medio Rural consideró que los propietarios tendrían más voluntad y disposición para cuidar de sus terrenos forestales al aplicarse una metodología por la que se aseguraba un ingreso anual.
A finales del año 2010, las UXFOR fueron desmanteladas por el nuevo gobierno.
Fuente de la información: http://adega.gal/media/documentos/C56-P36-37.pdf